Andrea Osuna Photography

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Cooking Together

¿Alguna vez se han arrepentido, de lo berrinchudos que fueron durante su infancia? A mi me ha pasado, sobre todo por que era muy difícil para los temas de comida y por lo general me negaba a probar cosas nuevas.


Una de las cosas que encabeza la lista de cosas que me rehuse de niña, fue probar la comida coreana. Mi papá siempre ha amado la comida coreana y contagió a mi mamá, sin embargo recuerdo una vez que nos llevaron a todos a comer comida coreana yo simplemente estaba de mal humor por que nos había llevado a ese lugar en dónde las cosas olían de una forma peculiar y no entendía por que no habíamos ido a comer hamburguesas.

Ahora que soy una adulta, he sido mucho más intencional para salir de mi zona de confort para probar sabores nuevos.

Este era mi primer viaje durante la primavera a Portland, y estaba muy entusiasmada en visitar una granja de tulipanes, por que esta es la época del año en donde abren al público y puedes ver esta belleza.

Antes de ir a la granja, nos reunimos a almorzar, los papás de Gavin, mis papás y yo. Y yo era la responsable de elegir el lugar. Así que hice mi tarea y el lugar elegido fue el restaurante coreano TOJI.

Pedimos una opción en donde pagas por cada persona que esta sentada en la mesa y cada uno puede elegir una carne. La dinámica, es que puedes comer todo lo que quieras durante dos horas. En ese lapso de tiempo la comida va seguir llegando a tu mesa incluyendo los acompañamientos.

Nosotros pedimos pollo, carne de res y de cerdo como nuestras opciones de proteína y entre los acompañamientos teníamos huevo el cuál nunca había comido uno similar, estaba super esponjoso, además había kimchi y algunos vegetales encurtidos, lechuga para hacer una especie de tacos y arroz.

Lo mágico de esta experiencia es que hay una satisfacción increíble en preparar tu propia comida, esa interacción de poner la carne a la parrilla e ir preparando lo que vas a comer en comunidad es algo que vale la pena vivir.

 

Esta fue una comida deliciosa que nos preparó para luego ir a visitar la belleza de los campos de tulipanes.


Have you ever regretted noticing the brat that you were during your childhood? I have experience that, and mostly because I was so difficult in food matters, usually I denied my self of trying new types of food. 

One of things at the top of my list that I refused to try as a child was Korean food. My Dad always loved Korean food and he transmitted that love to my mom, however I remember one time that my Dad took us to dinner to a Korean restaurant I was so upset about it and I wondered why we didn’t go eat a burger instead.


Now as a grown up I had been more intencional to go out of my comfort zone and try new flavors.

This was my first trip during spring to Portland and I was really excited about the idea of visit the tulip farm, because this is the season were all the tulips bloom, so they open the farm to the public and you are able to witness this beauty.

Before going to the farm Gavin’s parents, my parents and I decided to go for lunch and I was the responsable to chose the place, so I decided to go to Toji, a Korean BBQ restaurant.

We chose an option were each person on the table pays like $20 and each one can pick a protein and they give you all the food you want for 2 hours with some side dishes. Until this time the food keep coming until you are full.

We decided to order chicken, beef and pork and for sides dishes we had like a kind of steam scramble eggs, that was su fluffy like I never had before, plus kimchi, and some pickle vegetables, lettuce to make some tacos and rice.

The magic of this place is the satisfaction that you get when you are cooking your own food, and this interaction on the table to cook your meat on the table makes a great experience worth living.

It was a delicious meal that prepared us to witness of the beautiful tulips.